En un artículo publicado en The Finantial, inglés, el comentarista Arthur Buchwald, hijo de un gran humorista norteamericano, describe a la paciencia de los mexicanos como la "más infinita-finita".
Es decir: Te perdonan todo, olvidan todo, soslayan todo... es infinita.
Pero solamente dura 12 años... no más.
Dice que desde que México se asomó a la democracia, pero por pena decidió no entrar, la cuota de paciencia es de 12 años...
El primer presidente tecnócrata, manchado por el fraude electoral, cedió el mando a un sucesor de su mismo partido: Salinas a Zedillo.
Cualquiera hubiera pensado que tras el monstruoso fraude que le quitó la presidencia a Cuauhtémoc Cárdenas el PRI perdería... pero tuvo 12 años de gracia.
Y no importó que Zedillo hiciera un excelente papel, que rescatara a México de un profundo abismo... ¡nada!, sacaron al PRI de los Pinos para meter a Vicente Fox.
Fox fue un presidente regular, nada más... pero su esposa Marthita fue una calamidad junto a sus hijos... el saqueo fue bestial.
Cualquiera hubiese pensado que el voto de castigo iba a caer sobre el PAN, pero volvió a ganar con Calderón... 12 años de paciencia infinita, hasta que se acaba.
La excepción de la docena fue Enrique Peña Nieto... tan malo y tan corrupto, que ni sus chistes tontos lo salvaron.
La paciencia se agotó a los 6 años y lo echaron para meter a MORENA.
Un presidente malísimo, rodeado por la grosera corrupción de sus hijos y los amigos de sus hijos... que entregó al país en manos del crimen organizado... que mató a 200 mil mexicanos durante la crisis del Covid...
Con todo y eso, dice Buchwald, su partido volvió a ganar.
La infinita paciencia mexicana hecha de melodrama desde su raíz, provocó que MORENA volviera a ganar con la peor y más agria candidata posible.
Son 12 años de paciencia...
Mi oración para que el tiempo en que la paciencia mexicana se agota no se ensanche.
Tiemblo de pensarlo.