Lo que Rocío Nahle deja ver con esa defensa tan rabiosa de los criminales que asesinaron a una buena y trabajadora mujer, es un compromiso profundo.
Es como devolver la copa… copa de vino inmundo.
¿Le ayudaron esos criminales en la inexplicable y contundente victoria que tuvo en la elección para gobernadora de Veracruz?
Intentar abrir las puertas de la prisión para que se cuelen esos despreciables sujetos, parece un esfuerzo por demostrar lealtad a un acuerdo bien amarrado.
«Aunque no les guste fue infarto»…
Pues no, a nadie le gusta esa falsedad que pretende evitar que los criminales sean procesados por homicidio en primer grado y secuestro, porque resulta que la maestra falleció por muerte natural… por un infarto.
De ese tamaño son los acuerdos y el maridaje entre gobierno morenista y criminales…
Porque a unos días de tales hechos, otro taxista fue acribillado a 25 kilómetros, en la misma zona de la Huasteca… un local comercial en Tuxpan, a 20 kilómetros sufrió un ataque con explosivos… y una comunidad de la región, los taxistas fueron tableados parejito, nada más como advertencia.
¿Y la autoridad?
Poza Rica con cinco secuestros en una semana, lidera cualquier promedio nacional por ciudad.
Ese es el Veracruz de Nahle…
El que obtuvo a pesar de que las encuestas la daban por derrotada.
Ahora podemos hacer conjeturas con gran certeza sobre la manera y la ayuda que recibió para ganar.
Su deuda no es poca cosa.
