La dueña del local llega con su empleada… ¡Viene furiosa!
-¡A ver Anastacia!… ¿qué es esto de que le dijiste pendejo a un cliente?
-No patrona, eso no es así… le juro que no es así.
-Entonces cómo fue.
-Pos yo le dije… ¿Usted está pendejo, o qué?… ¿capta?… yo no le dije, ¡yo nomás le pregunté!
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El muchacho que está en la academia para Policía Ministerial, llega a la tienda de don Melquiades y saca unas pinzas.
¡Y moros! Agarra una tapa de huevos y va sacando uno por uno los tanates, los aprieta con las pinzas y los revienta.
Don Melquiades le dice:
-¿Pero qué haces desdichado?
-Son órdenes jefe… el comandante me dijo que viniera con usted a preguntarle si lo del asalto de ayer no fue autorrobo… ¡y que le apretara los huevos hasta que me dijera la verdad!
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