EN TIEMPOS DE JOSÉ NATIVIDAD GONZÁLEZ PARÁS como gobernador, nombró a Aldo Fasci como secretario de Seguridad Pública en medio de una crisis de bloqueos, de aquellos zetacuaches enmascarados que cerraban Constitución para proteger a los criminales que asolaban la ciudad y reaccionaban a la llegada del Ejército.
De las cosas buenas que aquello dejó, fue una iniciativa de Ley promovida por el propio Aldo, a través de la cual se considerara como un agravante de los delitos violentos, cuando estos se cometieran en contra de un elemento de policía.
En Estados Unidos y en otros países, asesinar a un policía es un pasaporte 99 por ciento directo a la pena de muerte… disparar en contra de oficiales o atacarles, significa ir a la cárcel sin derecho a fianza.
En cambio, acá en Nuevo León tenemos una racha de ataques contra buenos policías y ni siquiera se despliegan todas las fuerzas, como debería ser, para atrapar a los responsables.
ES CIERTO, HAY ELEMENTOS DE SEGURIDAD tan poco confiables como muchos de la Guardia Nacional… o como algunos elementos federales que se dedican a la extorsión.
De todos modos, aún en ataques contra ellos debieran operar esas penas agravadas.
La institución es lo más importante… porque las corporaciones se pueden limpiar de corruptos, pero los violentos, esos requieren ser perseguidos siempre.
Y alguien que ataca a un policía, no tiene freno ante un ciudadano común.
