En la Fiesta de Halloween de aquella empresa, llegaron todos disfrazados.
Unos iban de vampiros… eran los de administración y nóminas; otros iban de brujas, eran los de intendencia… también llegaron otros disfrazados de Hombres Lobo, eran los de vigilancia…
De repente llegaron unos con sábanas de fantasma encima, pero traían debajo de la sábana un bulto que sobresalía al frente abajo de la cintura.
-¡Ajingá!… ¿Y esos fantasmas cachondos?
-Son los de recursos humanos… ¡nomás andan viendo a ver a quién se enchufan!
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Iba un bato en su carro rumbo a Linares, cuando en Hualahuises se le comienza a tironear… hasta que se detiene.
Enojado en pleno sol, se baja del auto, abre el cofre y comienza a ver.
En eso llega un caballo, se para detrás del bato y le dice… «No te la compliques… es el módulo de aceleración».
El bato voltea asombrado… tembloroso y se le queda viendo al caballo, que vuelve a decir…
«Te digo que es el módulo de aceleración».
Asustadísimo el bato sale corriendo y se mete a la primera cantina que encuentra, pide un tequila triple y se lo avienta de jilo… todo agitado le dice al cantinero.
-¡Ay no mames… ay no mames!… no me lo vas a creer, pero orita estaba revisando mi carro que me andaba fallando, y de repente llegó un caballo… ¡un caballo!, y me dijo que era el módulo de aceleración.
-¿Un caballo así negro con motas blancas en la barriga?
-¡Ese mero!
-¡Nambe!… no le haga caso… ¡ese ñetas no sabe nada de mecánica!
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