En el concierto internacional México juega al estado camaleón.
Cambia de color a conveniencia.
Pero a fin de cuentas le gana la vocación populista y totalitaria de su pandilla gubernamental.
Mientras jugamos a darle gusto a los Estados Unidos y les entregamos el mayor yacimiento petrolero, le entregamos docenas de maleantes requeridos, les entregamos espacio en nuestras aduanas, les entregamos la franja fronteriza…
Lo que pida el león a cambio de no sufrir una dentellada.
En lenguaje selvático, dormir al león significa oportunidad para trabajar duro en la construcción de un estado sólido…
¿Y qué hacemos?
Nos montamos en la ola a favor de Palestina, en un conflicto que nuestro gobierno ni entiende, ni le interesa aprender al respecto.
Evitamos reconocer a la Premio Nóbel de La Paz, solo porque es contraria a nuestro amigo en tirano y asesino Maduro.
Apoyamos a Petro… apoyamos al gobierno de Cuba y exigimos que los norteamericanos levanten el inexistente bloqueo.
Me queda en claro…
México y el gobierno de Sheinbaum usan una mano para dormir al león y con la otra le pican el trasero…
Se divierten…
Hasta que el león con un zarpazo leve despierta y cierra la navegación aérea a una buena parte de nuestra flota comercial.
Al gobierno cuatrotero parece no importarle mucho, al fin que no son sus negocios los afectados.
Son los empresarios mexicanos quienes pagan los despropósitos de nuestra política externa.
Y todavía la doctora Sheinbaum sale muy valiente a decir «México no es piñata de nadie».
¡Quítenle la visa y veremos si mantiene el talante valedor!
 
						 
				 
								 
								 
								 
								 
								 
								 
								 
								 
								 
								 
								 
								 
															 
				 
								