Como en los viejos tiempos del PRI hegemónico y mafioso… el sospechoso se suicida.
Los suicidios convenientes.
Los cabos sueltos se eliminan… así, con un estilo burdo, sin pudor.
La vida y el honor ajenos valen cero.
Salvar el trasero de un gran corrupto se logra con vida de otros.
Hay que acallar al que sabe todo y no está dispuesto a callar.
Nosotros deberemos aceptar…
¡Sí cómo no!