La mujer llega al juzgado a reclamar el divorcio inmediato de su marido.
El juez le dice que explique las razones…
-Me es infiel… me es infiel el muy canalla, ¡y en mi propia cama!
-¿Tiene alguna prueba?… ¿Algún video?… ¿algún indicio?
-¡Claro!… venga a ver mi recámara… desde que contrató al nuevo jardinero… ¡todas mis almohadas están destrozadas a puras mordidas!
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¡Ajingá!… ¡no entendí!
¿Almohadas mordidas?… ¡Alaviiiiirrr!
Ya… ya…
Bueno, otra mujer acudió con su suegra para acusar a su marido de ser infiel.
-¿Estás segura de lo que dices?
-¡Claro, suegra!… si hijo tan caballeroso y de modales tan finos, me ha resultado toda una ficha.
-¡Hija!… ten cuidado con lo que dices… ¿por qué sospechas que te es infiel?
-Casi nada… ¡le encontré unos calzones de mujer en el portafolio!
-¿Y no serían un regalo para ti?
-Eso pensé, pero cuando me los acerqué a la cara… ¡olían a puro fruto del mar!
-¡Pues es que a lo mejor te los compró en Acapulco… o en Vallarta!… ya vez que también compró pescado y lo trajo en el portafolio,
-¡Ay sí!… y me va a decir que era un bagre… ¡por los bigotes!
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