Llegó un bato al hospital y traía dos problemas…
Uno, que todavía olía espantosamente a alcohol, andaba borrachísimo… el otro, es que traía los ojos desorbitados, pelones… y no había manera de hacerlo que los cerrara.
El médico de emergencias le pregunta al camillero que lo traía.
-¿Qué le pasó?
-Agarró un pedononón tremendo… se puso como huevo de puerco, ¡hasta atrás!
-Eso es lo que veo… pero no me parece que eso sea una razón para poner esos ojotes.
-No… es que comenzaron a jugar en la fiesta donde se puso pedísimo… se encueraron todos, bailaron, brincaron… y al final, exhausto se sentó… y no se dio cuenta… ¡se sentó sobre los testículoss!
-¡Con razón peló los ojos!… eso duele mucho.
-No doctor… ese es el problema… ¡No eran SUS testículos!
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Llega un bato al baño del restaurante, era el único que estaba desocupado y antes de entrar al inodoro, llega otro bato corriendo y lo agarra del brazo…
-¡Compermiso… compermiso!
-¡Espérese!… ¿Qué no ve?… ¡voy a hacer caca!
-A un lado… ¡yo ya la traigo hecha!
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