Maclovia fue muy apenada a ver al padrecito…
-¿Qué te pasa hija?
-¡Ay padre!, es que me da retiharta pena.
-Dímelo con toda confianza…
-¡Ay padre!, es que Chingo quiere que le bese su cochinada… su cosa esa que es del hombre.
-¡Ah!… ¿Quiere sexo oral?
-¡No padre!… quiere ponerlo en mi boca y eso se me hace un pecado te horrible, una suciedad.
-¿Y tú no quieres?
-¡Ay padre cómo será!… es que güeno, yo pudiera querer… pero siento que es un gran pecado.
-Mira… para que puedas hacerlo llévate un litro de agua bendita y se lo lavas con fervor… ¡bien lavado!, con fervor… y así se purifica y ya puedes.
-¿Con jervor?
-¡Mucho fervor!
-¡Ah güeno!
Se va la Maclovia muy contenta con su porrón de agua bendita…
Al día siguiente llega Maclovia llore y llore con el padrecito…
-¡Ay Padre!… ¡Ay padre!
-¿Qué pasa Maclovia?
-Pos es que puse el agua en la lumbre y…
-¿En la lumbre?… ¿y para qué?
-¡Pos usté me dijo que se lo lavara con jervor… y puse el agua en la lumbre!
-¡Ave María!
-Y pos cuando le quise lavar con el jervor del agua… ¡se le enchicharró el pito!