Pues nada, que Fidel Castro muere un día e intenta ir al paraíso.
Llega allá arriba y se encuentra con San Píter…
-Oye mi sangle… soy Fidel Castro Rú… quiero entrar al paraíso.
-A ver, permítame… Fidel Castro… a ver… Camarillo… Cástulo… Canavaro… lo siento, pero no está usted en la lista, se me hace que va pal infierno.
¡Y mofles!… va a dar al infierno.
Apenas llega allá y le dice a dos chamuquillos que atendían la entrada…
-Soy Fidel Castro Rú… creo que me toca estar aquí.
-No, mire… eso apenas preguntar al jefe… al mero jefe.
Le llaman y sale Hugo Chávez con cuernos y cola…
-¡Hermano Bolivariano!… bienvenido a esta tu casa… ya te preparo un lugar especial para ti.
-Gracias camarada, me da gusto verte acá… pero sabes, es que andaba en el cielo y por descuido se me olvidaron mis maletas, voy por ellas.
-¡De ninguna manera mi Hermano Bolivariano!… orita mandamos a tres chamuquillos a que vayan por ellas.
Y manda a los tres chamuquines a buscar las maletas, se presentan ante San Píter y le dicen…
-¡Oiga usté!… ¡venimos por el asunto de Fidel Castro!
-¿De quién?… ¡de Fidel!… el camarada Fidel.
-¡Ah caray!, dice San Píter… hace cinco minutos que mandé a Fidel al infierno… ¡y ya tengo tres refugiados!