El Vejete Ladrón solía engañar con la verdad… le encantaba.
Por ejemplo: «Todos los negocios que hacen en este país, negocios de corrupción, tienen el visto bueno del presidente».
Uno pensaría a simple vista, que López Obrador se refería a los negocios del pasado, a los que achacaba a sus antecesores.
Pero López hablaba en presente…
¿Podemos leerlo?
El vejete ladrón habla a los corruptos que iban a recibir ofertas para hacer negocios…
El vejete ladrón habla a quienes tendrán dudas cuando les digan las cantidades que pueden embolsarse en contratos inflados, en temas que pueden ser muy peligrosos.
«No se preocupen»… «El presidente está enterado»… «El presidente lo aprueba».
Y mire que la aprobación del presidente de esos tiempos ha sido vital para que ninguno de esos corruptos pise la cárcel… ni siquiera sea procesado.
Se les conceden amparos, inclusive a los peores criminales, a los líderes de cárteles.
Se elimina, como obra de la vieja mafia siciliana, a quienes no quieren participar, a quienes saben y no aceptan callar.
Sí señor…
El presidente que daba el visto bueno «para que de una vez se sepa», dijo, era el Vejete… «El presidente está enterado».
No… no estaba.
El Presidente está.