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Nuevo León… cuestión de honor

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Por: Red Crucero

Publicado el 3 de diciembre de 2025

Hace mucho tiempo, llegaron a Nuevo León las familias de los grandes capos.

Sus casas de bolsa, las mejores universidades del país, la ciudad con más gente acaudalada entre los cuales pudieran pasar desapercibidos.

Una hermosa joven sinaloense llega al Tec de Monterrey para luego terminar casada con el hijo de un alto ejecutivo…

En los antros de San Pedro se dan cita lo mismo el hijo del Güero Palma, que Iván Archibaldo.

El barrio antiguo nace de una extraña y poderosa sinergia entre ricos de abolengo venidos a menos , con multimillonarios parientes de la mafia.

Unos ponen el apellido, otros ponen el dinero.

Así aparece un famoso «broker» apellidado Mendívil, con millones de dólares en efectivo para atender a los jóvenes hijos de la mafia…

Eran los tiempos de los grandes capos en Monterrey, quienes garantizaban la paz porque querían que sus familias estuviesen en paz.

Y todo se fue por el caño cuando llegaron los criminales que en tiempos de Nati inundaron Nuevo León.

Alcaldes cobardes, policías corruptos… criminales sin honor.

Así ocurrió en varios municipios en los que los criminales de baja estofa se apoderaron del panorama.

Los grandes capos se fueron…

Los empresarios venidos a menos quienes se asociaron con ellos quedaron manchados en todos sentidos, por dentro y por fuera.

Solo con dinero.

Todo ello explica en gran parte lo que hoy vive Nuevo León.

Mi añorado Marcelo Garza y Garza decía que el crimen no desaparece; solamente se le enseña quién manda.

Pero desde el caos generado por los zetas, las cosas no han recuperado su nivel.

Nuevo Ley batalla con criminales de baja ralea, auténticos hediondos sin honor.

Por eso los niños asesinados, por eso los ataques a rivales junto a su familia.

Por eso nadie les puede enseñar quién manda, porque esos maleantes no tienen honor ni reconocen jerarquías.

Se requieren corporaciones policíacas que impongan respeto y no se vean como aliados de un grupo.

Que funcionen como en Coahuila, en defensa de su territorio, con o sin apoyo federal.

Así como en las mafias, también en la policía hay asuntos de honor.

Y para empezar, hay que recuperar el honor de la Policía.

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