Con aquel cinismo cuatrotero, la Presidente Científica experta en estufas de leña, pregunta: ¿Y a quién respondía el Poder Judicial en tiempos anteriores?… ¡Pues al presidente de la República!»
O sea… ¿De qué se asustan?
¿De quién era el INE?
¡Pues del Presidente de la República!
¿Y se acabó México?
Aquí es donde la científica hace malas cuentas, porque México no se acabó, pero estuvo al filo del despeñadero.
¿No tiene registro del resultado de las políticas populistas que nos llevaron a la crisis de 1982?
¿Le habrán platicado mientras armaba sus estufas del Bienestar sobre aquella famosa frase del «Ya nos saquearon, no nos volverán a saquear?»
No, claro…
No supo que cuando el PRI tenía todo el poder y hacía lo que se le antojaba, cuando se metía en todas las áreas de la vida social y económica del país, cuando nacionalizaba todo, cuando despilfarraba todo, los mexicanos quedaron postrados de pobreza y fue necesario que llegaran los tecnócratas del neoliberalismo a salvarnos.
Sí, esos neoliberales a los que denuestan a diario en sus bodrios televisivos.
Si López Portillo no hubiese tenido el buen tino de imponer a Miguel de la Madrid, para que éste cambiara el rumbo y enfriara la papa caliente de nuestra economía, Venezuela sería un paraíso comparado con el infierno al que nos llevaban.
Ahora, la científica que no conoce de historia repite los errores de aquellos tiempos y se ufana en que ahora vamos a ser igual que en tiempos del viejo PRI, con el Poder Judicial sometido al Ejecutivo.
Con la economía de estado llena de subsidios que rompen el fondo de nuestros presupuestos.
La ciencia de nuestra Presidente rebasa todo límite.
Stephen Hawkins era un idiota al lado de nuestra luminaria.