Vino el director general de la PROFECO a poner una manta en la gasolinera de mejor fama en el área metropolitana.
La Móbil…
Lo interesante de todo, es que mientras él ponía el aviso-advertencia para que la gente no cargue ahí, los autos siguieron en fila.
¿Y eso?
No está al alcance del limitado intelecto de un chilango-chairo.
En estas tierras pagamos por calidad, por servicio… y la mejor gasolina es la que surten en ese establecimiento al que le puso la manta.
Sí, la Mobil.
¿Es la más cara?, junto con la de otro establecimiento de excelente calidad, la Oxxo Gas.
La Mobil no le compra a PEMEX, eso molesta sin duda, en una tierra que recién fue descubierta como un paraíso del huachicol.
Ese huachicol que cuentan, pagó las campañas en Tamaulipas.
Así, los regiomontanos que descubren en dónde está la gasolina que les conviene, aunque cuesta tres ó cuatro pesos más por litro, van por ella.
Eso no lo entiende este burócrata chairito, quien cree que viene a ejercer un acto de justicia social.
Si PEMEX produjera calidad, no habría necesidad de comprarle a Mobil o a Oxxo Gas.
Pero comprar en los establecimientos oficiales es arriesgarte a sufrir daños por gasolina adulterada.
Así que para desencanto del director general de PROFECO, quien justifica el sueldo y los gastos del viaje a Monterrey para colocar una manta, una sola manta, en solamente una gasolinera, la gente no se fue del establecimiento al que le puso tacha.
Lo que debiera verificar es la calidad de la gasolina del resto de los establecimientos, los litros completos, y el origen del mismo.
Pero no…
Él cree que hizo su chamba, la verdad, hizo el ridículo.