Estaba la familia en la mesa, papá, mamá y la pequeñita de cinco años.
Entonces la niña lanza una pregunta que estremece a los papis.
-Mami… ¿que es pene?
La mujer se atraganta… el papá pela los ejotes.
Y comienzan los reclamos:
-¿Ya ves?… ¡seguramente dejaste abierta en la pantalla alguna de tus páginas pecaminosas!
-¡No, no!… eso lo escuchó seguramente en las pláticas con tus amigas, ¡viejas cochinas!
La niña sigue comiendo su cereal…
-A ver mi amor… ¿en dónde escuchaste eso?
-Es que en la escuela, la madre Susi nos dijo que rezáramos en la casa… para que el alma de sor Jacinta ¡ya no pene!
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El padre fue de visita al convento a confesar a las monjitas, y cada una se presenta con él.
-Sor Blanca.
-Muy bien…
-Sor Mariana.
-Muy bien…
-Sor Rita.
-¿Cómo?
-Sor Rita…
-¡Ave María Purísima!… no te puedes llamar así.
-Pero así me llamo padre.
-Pero no… se oye mal… tienes que cambiar tu nombre de pila.
-¿Y cómo?
-Escoge un nombre… cualquiera y te lo pones.
-Es que no sé…
-Pues un nombre de alguien a quien admires…
-Muy bien padre.
A los dos meses regresa el padrecito y llama a la hermana Rita… y le pregunta.
-¿Ya te cambiaste el nombre?
-¡Ya padre!
-¡Excelente!… ¿Cómo te llamas ahora?
-Raymunda… ¡Sor Raymunda!
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