Seis años de un porro… pero no uno de mariguana, un porro de los que atacan en montón, de los que agreden porque tienen ventaja.
Esa clase de porro no se lo merece MORENA, y tampoco México.
Digo yo…
Hay gente a la que admiro, que se fue a ese partido en busca de nuevas oportunidades, gente que prefiere no hacer declaraciones públicas porque no quiere mentir.
Gente que no defiende a López en público, y que en corto se duele por lo que le hace a México.
López nunca dejó su carácter de verdulero, con todo y la banda terciada.
Dijo que no quería dañar la investidura de Presidente, y sin embargo la arrastró por cuanto charco apestoso encontraba.
Un día apareció con piezas de pan sobre la cabeza y otras como orejeras, unos deliciosos birotes cubrían su noble frente…
Pero no se conformó con eso, bajó de la camioneta, no en muestra de respeto, sino de sumisión, para saludar de mano a la madre del Capo de Tutti Cappi… y aparte se echó unos tacos con los muchachos más buscados por la DEA.
Pero no fue a Guerrero después del huracán, porque quería proteger la investidura.
¡Haga el bendito favor!
Y así… se niega a dialogar con los estudiantes quienes rechazan la Reforma Judicial, pero acude a Badiraguato seis veces.
Desde la máxima tribuna ofende a quienes piensan distintos… lo peor que escuchamos alguna vez en ese sentido fue «Ni los veo ni los oigo», de parte de Salinas de Gortari.
Pero este porro presidente los encara y los insulta, claro, con el favor que le brinda la protección de su Estado Mayor.
Bendito tiempo que se lleva su mandato…
A menos que la doctora se lo sostenga.
