No mentir, no robar y no traicionar son las tres reglas básicas que el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha puesto sobre la mesa, con respecto a su gobierno, las que repite incansablemente, como un mantra sagrado, para todos los morenistas que aspiran a un cargo público.
Lamentablemente esa multicitada frase ha quedado hueca, vacía, porque desde el inicio de esta administración, los “otros datos” se han impuesto, contradiciendo cada día el compromiso de no mentir, no robar y no traicionar.
La consultoría de comunicación política SPIN ha documentado que el presidente miente en promedio 88 veces en cada conferencia matutina, o afirma tener otros datos que contradicen incluso la información oficial que difunden las propias dependencias federales. El sexto informe no fue la excepción.
No conozco el sistema de salud de Dinamarca, pero he visitado las clínicas del IMSS o ISSSTE y no creo que tengan un mínimo parecido, mucho menos estar en mejor condición que las clínicas danesas, como lo afirma sin reparo el mandatario, como tampoco es cierto que en el país no hay escasez de medicamentos ni de vacunas.
Se ha afirmado que se ahorraron dos billones de pesos con el combate a la corrupción desde el Poder Ejecutivo. ¿Dónde se lleva ese registro? ¿qué destino se ha dado a esos recursos? Dos billones es casi la cuarta parte del presupuesto total para el presente año.
El sexenio termina como empezó, con ocurrencias, como la “rifa” del avión presidencia, que finalmente se malbartó, y la propagación de mentiras sin ningún pudor en cada mañanera, como esa de que la economía de México es la que más creció en Latinoamérica, o que ha bajado el número de homicidios, o aquella ocurrencia cuando dijo que la violencia ha bajado, aunque los homicidios sigan elevados.
La realidad es que, comparado con los sexenios anteriores, este gobierno sale debiendo. Todos esperamos que la presidenta electa, al tomar protesta de su encargo sexenal, retome el camino dejando a un lado las conferencias mañaneras y se dedique a resolver los grandes problemas nacionales que nos aquejan en todos los rincones de México, porque con mentiras no se puede construir un mejor país.