De ser los reyes del Nearshoring, a ser los damnificados de los aranceles.
Nuevo León ahora sí, a pagar el precio de la generación de empresarios acomodaticios… de los principitos que solo exigen y extienden la mano.
Tuvimos grandes empresarios que generaron grandes grupos industriales…
Tuvimos a los hijos de esos grandes empresarios quienes prefirieron vender y vivir de sus rentas…
Tuvimos a los parientes de esos grandes empresarios aliados al poder político, callados ante los abusos hacia los ciudadanos, mientras los dejaran hacer dinero fácil.
Tuvimos a los que se colgaron de las grandes empresas que llegaron a ensamblar o a fabricar autos, y se volvieron proveedores de negocios seguros… con las migajas estaba bien.
Lejos quedaron los Peña… los Ramírez, los que ensamblaban vehículos pesados que se vendían en Europa y Sudamérica, todos emprendimientos regios.
Pero ahora sus benefactores se van, o reducen su actividad… y se los llevan en las espuelas.
Ahora, están seguros de que si se mantienen calladitos, vendrá el gobierno federal a depositar gusanitos en su pico… por eso los obsequiosos aplausos a la Presidente cuando vino.
Nada de exigirle que cumpla las exigencias de Trump y le entregue a los narcopolíticos, con López y Mencho a la cabeza.
Ahora esperan que el gobierno estatal, del que nunca se quejaron, les entregue a ellos todas las obras públicas y las proveedurías.
Esperan los jueguitos del mundial para abrir una cantina de 45 días en terrenos del pueblo de Nuevo León para mamar dinero a lo bestia.
Nada de exigir que se cuiden los dineros, que se resuelvan los grandes problemas.
Nada de resurgir como grandes emprendedores e instalar plantas para fabricar celulares… scooter… bicicletas eléctricas…
Nada de competir para aprovechar la crisis y salir airosos.
Malos gobiernos y pésimos empresarios aristócratas.
¿Qué sigue?… ¿pedirle a Trump que nos adopte? ¿Que antes que Canadá Nuevo León sea el 51?