Dos batos estaban en el estadio que huele a meados, y de repente ven a un bato pelón sentado tres filas abajo.
«A que no le das un manazo en la chompa pelona a ese bato».
-¿Cuánto?
-«Doscientos pesos».
El bato baja caminando las filas, se para atrás del pelón y… ¡Bofos!, le mete un manazo en la cabeza calva.
-¿Qué onda Pancholín?…
El pelón voltea y el bato le dice nervioso.
-¡Pe… pe… perdón!… discúlpeme amigo… lo confundí con un amigo que es igualito a usted.
Regresa el bato y cobra sus 200 pesos… el amigo le dice:
«¡A que no le pones otro sopapo en la chompa!… ¡por 500 pesos!»
-¡Va!…
El bato regresa, se para atrás y le mete otro sopapo en la chompa…
-¡iiiiiiinche Pancholín!… ¿creíste que me ibas a engañar?… ¡si eres tú!
El pelón enojado se pone de pie…
«¡Ya le dije que no soy Pancholín!»
-Pe… perdón compi… perdón.
Regresa el bato y cobra sus 500 pesos…
Se acaba el juego, cuando van los amigos afuera del estadio, se topan otra vez con el pelón, y el bato le dice… «Por mil pesos… ¡mil pesos!, ¡A que no le das otro sopapo!»
El bato se le acerca por atrás al pelón… ¡y mofles!, le mete otro sopapo.
-¡Iiiiinche Pancholín!… ¡no tienes idea que te confundí con un inche pelón allá adentro!
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