Como en los días de Noé, decía el maestro… «Se casaban y daban en casamiento».
Venía sobre ellos la tragedia, y no les importó, o no la creyeron; sus vidas seguían el mismo ritmo, había fiesta y jolgorio.
Hasta que vino el diluvio…
Así ocurre ahora en México, la gente aún se casa y se da en casamiento, mientras la destrucción de nuestra forma de vida se aproxima ominosa, como un diluvio.
La gente está en el Pal Norte, para que empresarios voraces y sin compromiso, se llenen los bolsillos.
Mientras tanto, nos van a quitar el sistema judicial, nos quitan el sistema electoral y en breve, nos quitarán los espacios de libertad de expresión.
Pero no se preocupen… habrá conciertos gratuitos en la macro.
Los Tigres van a la semifinal… habrá clásico femenil…
La vida sigue igual, o así parece.
Los empleados del Poder Judicial pelearon solos y están fuera de toda posibilidad de ser respetados en sus derechos laborales.
Los empleados del INE… los candidatos a los que robaron la elección… los ciudadanos que votaron y desaparecieron su voto.
Nadie peleó solidariamente, porque el problema no era suyo.
Ahora viene el problema de los periodistas, pero nadie va a manifestar por miedo a perder los contratos del Gobierno Federal.
Algunos pelearán solos…
Los mexicanos aguardan a que Trump frene todo este despropósito, pero Trump está en lo suyo.
Como en aquella clásica obra «El diluvio que viene»… hablar de la tormenta en medio de la fiesta es temerario.
Nadie escucha…
Casándose y dándose en casamiento, como en los días de Noé.