Después de nueve niñas, al hombre aquel se le hace el milagro y tiene a un varoncito.
¡Un varoncito!
Llegan a visitarlo amigos y compadres… todos muy contentos.
El compadre estaba abstraído frente a la camita del bebé que estaba encueradito.
-¡Compadre!… felicidades compadrito.
«Gracias compadre… muchas gracias».
-¿A quién se parece compadre… a quien le halla parecido?
«¿Eh… eh?»
Interviene la esposa y le dice al compadre…
«No compadre, desde hace tres días que nació todavía no le mira la cara… ¡lleva tres días seguidos mirándole su pizarrín al niño!
—
Murió un hombre que había sido alcalde de aquel pueblo, y llega un maistro a la casa donde eran los servicios…
«Guen día… ¿puedo pasar?»
-No, lo siento… aquí es nada más para familiares y amigos cercanos… el homenaje para todo el pueblo va a ser al ratito en la plaza principal, para que puedan despedirse del señor Alcalde.
-Pos es que nomás quisiera tomar unas fotitos de la casa… ¡pa presumir a mis parientes del otro lado la casota que construí con mis impuestos!