El Mencho es el criminal responsable de los campos de exterminio en Jalisco, y en vez de esconderse, exhibe su poder en conciertos buchones celebrados en auditorios selectos, que llevan el nombre de la empresa del hombre más rico de México y son administrados por una de las más prestigiosas universidades.
Y el estado mexicano, calladito… cobarde y calladito.
Zinc Nacional envenena a miles de ciudadanos de Nuevo León, a miles de niños; lo hace a ojos vistas y en vez de esconderse, toma la atribución de señalar cuándo se va del sector crítico: En dos años.
¿Y la autoridad?… calladita, cobarde y calladita.
Ternium vierte miles de litros de residuos metálicos en el arroyo de La Talaverna, que se inunda de aguas rojizas que pasean el veneno por el área metropolitana, rumbo a Apodaca, el Río San Juan y El Cuchillo.
¿Y la autoridad?… callada, cobarde y calladita.
Ahora los delincuentes no se esconden, los que se esconden son quienes debieran perseguirlos.
Son tiempos de impunidad, tiempos en que el famoso Estado de Derecho se jodió por completo.
Y la ciudadanía indiferente en un gran sector, enojada en otro sector, pero impotente en todos los sentidos.
Pagamos impuestos para que el estado ponga orden, para que nos defienda… en vano pagamos.
Así se extinguieron los dinosaurios, si es que alguna vez existieron.
Así se extingue la ciudadanía, si es que alguna vez existió.
Nuestro meteorito es la impunidad.