Después de que termina su sexenio, López Obrador se va a vivir a su rancho La Chingada, allá en Palenque, Chiapas.
Estaba un día dentro de su casa cuando una de las trabajadoras domésticas llega para decirle que hay un grupo de personas que quieren verlo.
-Jeguramente para agradejer… son del pueblo bueno.
«Pos no sé… pero dicen que traen un presente».
-Ahorita voy, déjame me arreglo un poco… ¡qué gente tan noble!, me traen un prejente.
Sale López a atenderlos y nota que la gente anda un poco alterada.
«Oiga don López… venimos a verlo porque ya nos urgía, no quisimos dejarlo pa otro día porque esto ya urgía»
-Aquí ejtoy… me dijen que traen un prejente.
«Le traemos una vaquita… pa que la cargue».
-Jejeje… qué amable de ju parte… ¡pero yo no tengo jemental»
«No… pa que la cargue en el lomo, nomás pa que vea lo que se siente cargar con un buey durante seis años».
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-Deme un licuado de plátano por favor.
«Disculpe, pero no hay luz».
-No importa… me lo singo a oscuras.