Un pequeño detalle, con una pequeña pregunta: ¿Qué exporta México a los Estados Unidos?
De acuerdo con la secretaría de Economía, el 80 por ciento de nuestras exportaciones son vehículos, autopartes, lavadoras, refrigeradores…
Y de todo eso, ¿qué tanto corresponde a empresas MEXICANAS?
No llega al uno por ciento.
Los autos son norteamericanos, japoneses, coreanos…
Los refrigeradores son norteamericanos, igual que las lavadoras.
México no tiene una miserable planta de producción con capital mexicano que exporte a los Estados Unidos o a cualquier país del mundo.
La dinámica es sencilla:
Los chinos producen en SUS plantas, con capital chino, millones de autos al año, tantos que sobrepasan su capacidad de consumo interno, así que los sacan al mundo a precios de saldo…
El mundo no les alcanza, les alcanza el mercado norteamericano… mercado que ya comienzan a inundar con los más variados productos.
Al final del día, las ganancias se van a China.
Igual pasa con los productos coreanos y japoneses.
Pero… ¿Y los autos que les vende México?
Bueno, la mayoría son autos cuyo capital es estadounidense, fabricados en plantas de capital norteamericano, que trabajan en México para hacerse competitivos por factores como la mano de obra o las facilidades para instalar con exención de impuestos y obras adyacentes por miles de millones de dólares que se ahorran.
Al final del día, aunque los empleos se generan en México, el dinero de la utilidad cruza la frontera… es dinero norteamericano, que crea riqueza en Estados Unidos.
Así que el gobierno de Trump debe ser muy quirúrgico a la hora de aplicarnos aranceles, por eso salió con el cuento de poner aranceles a cada parte de los autos que no sea fabricada en Estados Unidos.
Lo harán, cuando sepan cómo…
Por ahora, la guerra norteamericana es con China, y logró poner a una buena parte de Europa de su lado, para negociar los aranceles con cada país.
México hace la voluntad del güero y se dedica a confiscar mercancía china, y a cerrar las puertas a las importaciones de ese gigante oriental.
En pocas palabras…
Nos aplazan los aranceles porque no saben cómo aplicarlos.
Nos convierten en humildes sirvientes de la voluntad del güero que nos da palmadas en la espalda.
Nosotros producimos maldita la cosa para exportar, aparte de aguacates… todo lo demás es ajeno.
Y al final nos piden que entremos al pleito que ellos traen contra otro grandulón, sin la garantía de que si el grandulón nos tira un fregadazo, nos vayan a defender.
Triste papel….