Claudia Sheinbaum debe contar los días para que López se vaya…
Ahora, como muñeco de ventrílocuo responde a la carta del embajador sobre los riesgos de la elección de jueces por el método de voto popular…
La doctora, como le gusta que le digan, aún sigue el guión que López le escribe, pronuncia las palabras que el otro dicta.
Ella, que ha buscado una relación más cordial… que ha nombrado al secretario de Seguridad que los gringos sugirieron, basados desde luego, en información que le mostraron… ella que nombró al secretario de Economía que los americanos más deseaban.
Pero López la saca, la manda a la guerra, la manda a pelear su guerra… la manda a encarar a los gringos, porque él no puede… sabe que no puede, porque si los americanos mandaron ese mensaje y se refirieron de manera específica a los cárteles criminales, es porque ya están dispuestos a soltar a su ritmo la información que tienen.
No son pleitos de la Presidente Electa…
Pero López la contamina, López la embarra de su porquería y la exhibe.
Por lo que se ve, la señora Sheinbaum no gusta de aparecer sumisa, pero tiene que hacerlo mientras no trepa al caballo de la revolución.
No solo es que ya quiera ser Presidente… quiere ser libre.