El bato aquel se estaba bañando y comenzó a pasarse el jabón por el cuerpo…
La cabeza y pensó: ¡Qué chulo pelo tengo!… ni muy chino, ni muy lacio… quebradón, nomás… luego se lo pasó por el pecho… ¡Hombre!… pecho de varón bragao, firme y macizo… cualdebesé… se lo pasa por la espalda… ¡mira nomás!… ancha la espalda… ancha y fuerte… ¡firme la espalda!
Se lo pasa por la panza… Verdagüena que no es de lavadero… pero tampoco es caguamera… panza firme… se va bajando el jabón y llega por el aquellito…
Se lo enjabona… y mientras se lo enjabona se pone a llorar… primero solloza y luego llora amargamente…
«¡Iiiiiiiinchemare!… ¿porqué lloro?… ¡¿porqué lloro?!… ¡Agradecido debía estar de que gracias a ti me dura más el jabón!»
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Después de la noche de bodas, el hombre aquel acusa ante la ley a su mujer por no cumplir con sus obligaciones maritales que marca la ley.
La llevan a juicio y el señor juez le pregunta:
-¿Es cierto que usted se niega a tener relaciones íntimas con su esposo?
-Pus sí, señor juez… la verdá así es.
-¿Entonces lo confiesa?
-Sí señor… pero pus… pussss… ¡es que tiene un animalón!… y la mera verdá no me atrevo… no me vaya a desgraciar este infeliz.
El juez le ordena que muestre el susodicho animalón, lo mira y luego con una regla lo empieza a mover…
-La verdad señora, me parece que usted exagera… yo no veo nada anormal en esto.
-No pos sí… pero usté lo está toreando con una regla… ¡debería torearlo con las nalgas, pa que vea!
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