El Diluvio que Viene, fue una magistral puesta en escena en la que Héctor Bonilla encarna a un Noé en su intensa e inútil lucha por convencer al género humano acerca del desastre que venía.
Fue inútil…
Recuerdo un fragmento en que los sabios, borrachos de mosto y de poder, se burlan de Noé y de su trabajo con construir el barco de salvación.
Son varias las personas, expertas en hidrología, que van de un medio a otro, a la televisión, a los periódicos, para avisar que esas obras del metro, esas columnas van a caer y serán arrastradas por la corriente del río cuando nos caiga otro de esos diluvios que de tiempo en tiempo hacen rugir a nuestro legendario río.
Pero nadie los toma en cuenta…
Borrachos de publicidad oficial, todos se burlan de estos expertos… ¿a quién le importa?
Todos aquellos quienes se sintieron superiores al río acabaron arrastrados.
Hoy estos milenials y su convicción de Sabelotodo ignoran lo que la ciencia escribió a través de experiencias milenarias.
Los expertos dicen que ese metro no va a soportar, que la tierra se va a desplazar…
No quiero verlo…
El Diluvio que viene, la vida es un teatro.