Matan policías, los atacan a traición… los homenajes sirven para maldita la cosa.
Serviría mucho que trajeran chalecos, les serviría patrullar las brechas en unidades blindadas.
Serviría que supieran qué buscan cuando patrullan.
Los matan porque los tacan cuando no lo esperan.
¿Habrá alguien a quien le duelan sus muertes?
A sus familiares sin duda, a sus compañeros de arma.
A una buena parte de la ciudadanía…
¿Y a sus jefes?… ¿y al Gobernador?
Su jefe Escamilla todavía no sabe por dónde empezar para convertir a Fuerza Civil en una corporación al servicio de los ciudadanos, en vez de ser una para cumplir caprichos de los chifladitos quienes llegaron al Poder.
El Gobernador está más interesado en impedir la llegada de Adrián de la Garza a la Alcaldía… en vez de apoyarse en el Alcalde electo para que le oriente en temas de seguridad.
A cada quien le duele lo que le duele, diría el sabio Maistro Torres.
Pero cuando el dolor del policía y el del ciudadano no llegan a los círculos primarios del Poder…
Entonces ya se jodió la sociedad.