De repente el tigre pega un rugido y López se asusta, se altera… el corazón se le sale por las orejas.
Brama, acusa, exige… «¡Yo no fuí!», dice.
Siente que el tigre va a devorarlo y busca la gracia del animal, de la fiera.
Pero el tigre no lo muerte, no lo ataca… López se envalentona y le baila otra vez al felino; de plano se acerca y le jala los bigotes.
Del Mayo Zambada a Vladimir Putin.
Con uno estaba que no dormía… asustado, desinformado, extraviado.
¡Que el Mayo presente pruebas!, exige… el Mayo no ha declarado… ¿Fue un desliz de López, seguro de que van a embarrarlo?
No hubo ataque, no han revelado lo que haya declarado el Mayo… entonces se envalentona.
Por eso invita al enemigo número uno de los gringos a la toma de posesión de la sucesora Claudia Sheinbaum.
El tigre no da señales.
López siente que lo tiene controlado, como siempre.
Hay que se muy ignorante para exhibir tanta valentía.